10 de octubre de 2017

Desinformación convertida en ¿depresión?

Por lo general, no hacemos este tipo de publicaciones pero resulta que tenemos tiempo libre para criticar... a ver si no nos da depresión... según la opinión de la experta ¨Consultora en Imagen y Comunicación Facial egresada del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Ciudad de México de la Licenciatura de Administración de Empresas con área de concentración en Mercadotecnia, con Maestría en Ingeniería en Imagen Pública¨.
De acuerdo a su redacción, el contenido se expone
de la siguiente manera.


6 hábitos que generan depresión:

1. La crítica y autocrítica
2. Juicios
3. Las expectativas 
4. No gratitud 
5. Ver los problemas y no la solución 
6. Perdonar


Por accidente me topé con esta publicación de la ¨Revista Moi¨, en la cual también colabora Martha Debayle, otra experta... y no pude abstenerme de opinar. Considero que la mala información, la desinformación y las aseveraciones categóricas hechas por personas que no son especialistas, son las que verdaderamente enferman a la sociedad. Transmiten ideas y concepciones elucubradas, en este caso para vender, dejando de lado la información real. Empezando por la pésima redacción [6 hábitos que generan depresión, las expectativas, la no gratitud y perdonar... ¿really?], pasando por su discurso cool hasta llegar a su ¨dominio¨ del tema en cuestión: Depresión.
 
Dejaré el enlace aquí para que usted juzgue, pero desde ahora le comparto que lo único cierto y adecuado que escuché durante los 9:17 minutos (sí, lo miré, sí los 9:17 minutos) fue un No sé.
Sobra decir que solo un especialista debería opinar sobre temas médicos, psicológicos o cualquier otro que demande un conocimiento real del tópico, para ser más exactos, de un tema tan delicado como lo es el padecer de depresión (o como la autora lo llama ¨una situación no tan linda¨)... y no es que espere disertaciones académicas psiquiátricas pero me parece una irresponsabilidad el permitir que información como esta circule libremente. Es por ello que decidí escribir esta publicación para hacer un llamado a no compartir falsa información, amparada bajo títulos que generan tráfico al mismo tiempo que generan desinformación. ¿Se imagina usted en consulta, recomendando a su paciente diagnosticado con depresión que no tome su medicamento ni vaya a consulta, que mejor lea los 6 hábitos que generan depresión...
Supongo que habrá miles de personas que necesiten los servicios de una ¨Consultora en Imagen y Comunicación Facial egresada del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Ciudad de México de la Licenciatura de Administración de Empresas con área de concentración en Mercadotecnia, con Maestría en Ingeniería en Imagen Pública¨, que precisen publicaciones al respecto y a quienes su vídeo les resultó revelador... No obstante, en mi opinión, el publicar contenido de esta naturaleza sin un respaldo sólido atenta contra la imagen pública, pero como no soy ¨Consultora en Imagen y Comunicación Facial egresada del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Ciudad de México de la Licenciatura de Administración de Empresas con área de concentración en Mercadotecnia, con Maestría en Ingeniería en Imagen Pública¨, simplemente no me atrevería a asegurarlo...o sí o sí... digamos... ¿Será que no les alcanza con los 315 pesos por suscripción al año para contratar ya de menos a Silvita o Estelita?
Como es palpable, escribo desde un sentimiento, pensamiento y emoción llenos de indignación, usted disculpe si ofendí de alguna manera sensibilidades, nada más lejos de la intención.
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24 de septiembre de 2017

México, veo a tus hijos

México, veo a tus hijos sufrir y veo a tus hijos volcados en ti. Los veo en el rojo de la pasión por ayudar, en el blanco de las almas que ya no están, en el verde de la esperanza que nunca nos abandonará.
México que como padre desesperado lloras, llueves, tiemblas y te estremeces, gritando ¡aquí están mis hijos, aquí están! los necesitados, los que están lejos, los que no tienen voz.
México ya sabía que sus hijos vivían bajo la tierra, con hambre, con frío... y como padre en su desesperación hizo su peor esfuerzo para que todos voltearan a ver las casas de adobe desmoronadas. México grita lo que ya sabíamos, sus hijos viven en casas de tierra, de cartón, de lo que sobra, con hambre, con frío... y los que deben procurarles los olvidan.
México grita pidiendo a sus otros hijos que cuiden de sus hermanos y hermanas, que atiendan a los pequeños, que no se olviden de los mayores, de los abuelos... México pide a sus hijos que se unan, como un padre que regaña de manera cariñosa pero enérgica.
Son muchos los afectados y son muchos los necesitados, pero somos más los que necesitamos ayudar, proteger a nuestros hermanos, volverlos visibles, hablar por ellos, mirar por ellos, luchar por ellos, pedir y dar por ellos.
Como cuando ante el frío no se deja de temblar, así México nos sacudió para aliviar el frío de la apatía, de la indolencia. Nos hace una llamada de atención para que demos y busquemos refugio, para que nos apoyemos uno en el otro como hermanos que somos.
México tiembla por el frío de la indiferencia de los últimos tiempos. México tiembla por el miedo de ver a sus hijos enfrentados. México tiembla de rabia y dolor de ver a sus hijos vulnerados por sus hermanos. México tiembla para ver si así se sacude la plaga de la corrupción, la hipocresía, la indiferencia, la apatía, la indolencia... de la incomprensión. México tiembla y nos sacude para ver si así nos despierta.
México nos llama a la hermandad, a la transparencia, a la renovación... nos espera preparados, unidos, despiertos, comprometidos... honestos.
México, rescataremos a tus hijos de los escombros y así nos rescataremos como nación. Que así, entre todos, la responsabilidad compartida garantizará la reconstrucción.
México, veo a tus hijos. México, me veo en tus hijos.
México, ya entendimos...

29 de julio de 2017

Crisis (Parte 1 de 2)

La aparición de crisis en la experiencia humana es parte fundamental de nuestra existencia. Según el evento desencadenante, las crisis pueden ser divididas en dos tipos.
  • Crisis propias del desarrollo humano.
  • Crisis circunstanciales muy particulares.

Ambas suponen un proceso muy similar, puesto que ocurren en 5 fases.

En primera instancia se presenta la fase de Desorden como respuesta al evento, es probable que se experimenten sensaciones propias de esta desorganización vital, tales como ansiedad, angustia, temor, llanto, etcétera.

Posteriormente es posible experimentar Negación, siendo esto muy común como mecanismo de defensa ante la amenaza (real o aparente) del suceso.

La fase siguiente es denominada Intrusión y se caracteriza por la presencia de ideas recurrentes sobre la situación por la que se atraviesa.

Por lo general es en la fase de Translaboración cuando la ayuda psicológica se hace presente, ya que es en esta fase cuando se elabora y da significado al hecho traumático, aunque no siempre es necesaria la intervención de un profesional, ello dependerá de la magnitud del evento y de los recursos personales.

La fase final o la Terminación de una crisis se da cuando la experiencia se integra adecuadamente a la vida e historia personal del individuo.

No hay ser humano sobre la faz de la tierra que no haya padecido algún tipo de crisis. Psicólogo o mortal...

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14 de julio de 2017

Braineaters

La nueva cultura engulle ideas, una tras otra como si fueran dulces... se desvela en busca de opiniones ajenas para después de tragarlas o escupirlas sin siquiera digerirlas...

Zombies come cerebros, estirpe similar a aquellos que no comen carne, ¨en esta casa solo se comen cerebros¨ o sus derivados... ideas, pensamientos, opiniones, expresiones... todo virtual por supuesto. 

Nos levantamos cada día en busca de cualquier novedad que podamos devorar, hambrientos de ideologías servimos el navegador y desde el dispositivo más cercano llevamos a cabo el atracón diario.

No estaría mal ponerse a dieta y ser selectivos con lo que probamos, ya que sin saberlo consumimos cerebros podridos y nos enfermamos sin saber cómo... de indiferencia, tristeza, depresión, ansiedad...

Como cadenas de comida rápida, todas las plataformas virtuales generan des/información al por mayor. Los efectos de la malnutrición por comer todo lo que se nos pone enfrente ya son visibles. Habrá que comer algo saludable de vez en cuando.

¿Ustedes se nutren o se envenenan?

Espero no haberles causado indigestión con esta publicación...

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6 de mayo de 2017

¡Al Psicoanalista porque le gusta hornear!

No estoy acostumbrada a que otras personas opinen sobre mi vida, mucho menos que me digan qué es lo que debo hacer y por supuesto no atiendo a los juicios baratos e ignorantes que los demás hacen de mí. Cuando esto sucede, procuro alejarme o dejar en claro mi postura -si mi interés es seguir fomentando esa relación personal-, por lo general este tipo de personas aportan poco a mi vida y no duran mucho tiempo en mi camino. Considero que tener compañeros de viaje desagradables es tan incómodo e innecesario como usar zapatos que no son de tu medida. 

Aunque la primera oración del argumento anterior pueda parecerse al de aquellos que no gustan de asistir a consulta psicológica, debo decir que acudir a terapia es una decisión, una elección, una búsqueda de respuestas, de guía, de consejo, de sugerencias... No funciona en sentido inverso, no es el psicólogo el que llega a tu casa a decirte qué deberías cambiar.

Mi lema en la vida ha sido ¨estudié la Licenciatura en Psicología, yo no soy Psicóloga¨, es decir, las diversas teorías, corrientes, posturas, etc. que proviene de los libros de texto propios de la materia, no conforman mi psique. Sí, estudié psicología. Sí, amo con todo mi ser haber hecho esa elección de carrera. Sí, creo que como psicólogo se tiene un panorama más amplio de lo que es el ser humano. No, no lo sé todo. No conozco la razón de todas las conductas de todos y cada uno de los seres humanos sobre esta tierra (para ser sincera, tampoco es que me interese conocerla), es por ello que me reservo mi opinión. Aunque se espere que como ¨experta¨ opine a diestra y siniestra. No, mi opinión es solo mía -a menos que nos encontremos en un consultorio y se haya agendado una cita-. Se espera también que todo mi actuar sea acorde al prototipo impoluto inexistente de un psicólogo. Es decir que sea perfecta y no humana, que haga cosas propias de psicólogos como adivinar el pensamiento y jamás equivocarme. Cosas de mi profesión y no más.

Como es de su conocimiento, entre las actividades que disfruto -ajenas a la profesión que nos es común-, se encuentra mi participación en este blog. Decir solo que me gusta leer y escribir sería poco en comparación a la magnitud de afección que siento por este tipo de actividades. No podría vivir sin escribir y leer asiduamente. Hasta este punto creo que más de uno se habrá identificado con esta predilección. Otros de mis pasatiempos son el cine, la costura y la repostería. Supongo que ahora el número de personas identificadas es un tanto menor considerando la última actividad... Aquí es donde surge el problema, bueno, no para mí, para otras personas que consideran y cito textual ¨debería ir al Psicoanalista porque no puede vivir sin hornear... ¿Qué historia de vida tendrá para que piense así?¨ Recientemente tuve que soportar casi una hora de ¨juicio¨ en el cual el veredicto fue que debo dejar de hornear (o en su defecto cobrar más) y dedicarme a las funciones propias de mi grado o hacer revisiones o traducciones (cosa que efectivamente hago), al menos mi jurado fue benevolente y me dio opciones. Solo para contextualizar, mi juez y jurado estaba conformado por un par de colegas y de tribunal sirvió un espacio y tiempo académico, así de atinada y oportuna la intervención... obviamente no solicitada.

Ahora me pregunto ¿Qué historia de vida habrán tenido estas personas a las que los juicios de valor se les escurren sin miramientos? La respuesta es que no me importa averiguarlo. Simplemente porque sus vidas son suyas, así como mi vida y mis acciones y mis consecuencias y mis decisiones solo me corresponden a mí... Y no es que me moleste que opinen sobre mis actividades, hasta tú que me lees tendrás ya formada tu opinión... me molesta la intromisión y la ligereza con la que se lanza un comentario de ese tipo. Me molesta la falta de respeto y la imprudencia. El sugerir que requiero de alguna intervención de salud mental para mi enfermedad culinaria... Supongo que antaño así terminaban los que gustaban de leer en los calabozos debería ir al calabozo porque no puede vivir sin leer... ¿Qué historia de vida tendrá para que piense así? No debería de ser mi congruencia la que estuviera a debate... por esta clase de comentarios despectivos, hostiles, lacerantes y sarcásticos la sociedad se desgasta al punto tal en el que nos encontramos.

A manera de conclusión, y que el lector me disculpe si este razonamiento suena muy aventurado y talvez adelantado en el tiempo: Sí, una persona con o sin licenciatura, posgrado, empleo, o cualquier otra característica puede hornear -o hacer de su tiempo libre lo que le venga en gana- y disfrutarlo como pasatiempo. Sí, una persona puede decidir qué le hace feliz. Sí, una persona debe decidir lo que le hace feliz. Sí, una persona debe hacer lo que le hace feliz.

Aparte de ser guap@ psicólog@... ¿a ti qué te hace feliz?



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6 de enero de 2017

Las semillas de Navidad


Nos es familiar el ambiente festivo decembrino, sobre todo los árboles al centro del festejo. Es bien sabido que en épocas navideñas abundan los deseos de prosperidad, buenaventura y amor. Mas la memoria humana no recuerda cuando todo esto era más que simples deseos… cuando todo lo que deseamos para otros, para los nuestros y para nosotros mismos, se encontraba al alcance pueril de la humanidad.

Antaño, cuando entre los hombres caminaban Dioses, Semidioses y demás Deidades corpóreas más allá de todo culto y religión, más allá de toda comprensión hodierna, la humanidad aún vivía en armonía con la Naturaleza. Como el hogar que esta representaba, lo que provenía de ella se aprovechaba de manera sabia, se cuidaba y veneraba con la idolatría que solo los justos saben profesar. Asimismo, el hogar cumplía con su función y un poco más.

Virtudes como la solidaridad, la hermandad, la bondad, la generosidad, entre otras tantas de las cuales ya no queda ni recuerdo de su nombre, eran recompensadas desde los adentros de la Madre Tierra. Abundaban hombres y mujeres de moral sana, de justicia compasiva y misericordia ingente. Todos ellos tenían acceso a los frutos arborescentes de la Tierra. El concepto de meritocracia aún no rondaba los corazones ni las mentes humanas ya que todos per se eran dignos de merecer.

Indehiscente, en esos tiempos remotos, se alzaba de entre otros miles un árbol resplandeciente eternamente en flor. Aferrados a los pétalos se mecían con el viento millones de semillas. Aquellos que las tomaban y las plantaban en los patios de sus casas, se veían favorecidos con la germinación de un árbol parecido en belleza a su antecesor. Los árboles de esta nueva especie irradiaban amor, salud, paz, prosperidad y plenitud en rededor. La diferencia consistía en que estas réplicas no poseían semillas, aunque eso no impedía que emanaran buenaventura sin cesar.

Dícese, que los grandes seres nombraron al árbol original con la intención de honrar el ciclo que representaba su existir: Naturaleza-Virtud-Humanidad-Naturaleza-Virtud-Humanidad… NaViDad. Un bucle utópico no sujeto al cumplimiento de alguna condición, puesto que las semillas eran tantas como buenas acciones y virtudes ostentaba la humanidad. Hombres y mujeres, grandes y pequeños, cualquiera las podía cosechar.

Así, el ciclo que parecía eterno se vio interrumpido con la desaparición de estos seres ancestrales. Mientras que la Tierra se convirtió en un esbozo de paraíso y los menos virtuosos la sobre poblaron, abusando a muerte de la misma madre que les otorgó el don de vivir, las semillas de Navidad dejaron de brotar. A esta decadencia le siguieron las flores, y con ellas, desde las hojas hasta la raíz, el árbol pereció. En su lugar, brotaron por doquier como mala hierba la envidia, la codicia, el rencor, la miseria… y un sinfín de males que hasta hoy se multiplican.

Deformada esta verdad, que mucho tiempo atrás fuese absoluta, la tradición heredada a los hombres de los hombres ha sido reducida a los buenos deseos de Navidad. Sin embargo, según cuenta la leyenda, inerte en lo más profundo de la Madre Tierra yacen a la espera miles de semillas. Mismas que se encuentran dispuestas desde su matriz hasta el corazón, expectantes e impacientes de la próxima generación. Como toda Madre, la nuestra, la Madre Naturaleza guarda siempre la esperanza de que todos y cada uno de sus hijos posea las cualidades y virtudes de los más nobles. Habrá que esperar hasta merecerla. Habrá que conformarse con celebrar cada nueva navidad… y desear.


26 de noviembre de 2016

Ramas de la Psicología. Parte 3


La Psicología puede diferenciarse, por su área de estudio y aplicación más elemental, como se muestra en la ilustración.

En su forma más básica, la Psicología aplicada en las distintas áreas se encuentra enfocada en los diversos procesos mentales: atención, percepción, memoria, pensamiento, lenguaje y aprendizaje.


Desde la Psicología Clínica se estudia la salud mental, para ello se apoya en diversos fundamentos teóricos, tales como terapia conductual, terapia cognitiva, psicoanalítica o psicodinámica, humanista y terapia familiar sistémica.

Las áreas o modalidades de aplicación más comunes son las siguientes:



  • Psicología clínica de adultos
  • Terapia familiar y de pareja
  • Psicopediatría clínica
  • Neuropsicología clínica
  • Psicoterapia en sus diversas corrientes teóricas
  • Psicología Médica


  • Por su parte, la Psicología Educativa se encarga de los procesos de aprendizaje y cognición, los cuales se abordan desde las siguientes perspectivas: conductista, cognitiva, sociocognitivista y constructivista.

    Mientras que la Psicología Laboral estudia al individuo en entornos formales de desempeño profesional o actividades remuneradas. Algunos de los temas en  los que centra su estudio son: desarrollo organizacional, ergonomía, personal y relaciones laborales.

    Por último, la Psicología Social se encarga del estudio de los procesos mentales del individuo derivado de las relaciones sociales que establece y del comportamiento de la sociedad como un todo.

    Por lo general se ubica la presencia de la psicología en áreas clínicas siendo que donde sea que intervenga un ser humano, la psicología puede estar presente, tanto como disciplina que estudie o como disciplina que mejore el entorno.


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